Los automóviles que circulan por las carreteras españolas cuentan cada vez más con sistemas de asistencia a la conducción ADAS. El 31% de los automóviles nuevos vendidos en España en 2017 equipaba sistemas de frenada automática de emergencia, y el 30%, ayudas al mantenimiento del carril.
Este porcentaje es similar al de países como Francia e Italia, pero inferior al de Bélgica o Alemania, en el que el 54% de los automóviles nuevos disponen de estos sistemas, según los datos de un estudio de Bosch y JATO.
Se da la circunstancia de que la frenada automática de emergencia y la ayuda al mantenimiento del carril son dos de los sistemas que se han mostrado más eficaces en la reducción de accidentes. Además de elevar notablemente la seguridad activa, suponen los primeros pasos hacia una conducción completamente autónoma.
Este auge de los ADAS supone un doble impacto en el taller. Por un lado, negativo: la popularización de los sistemas de ayuda a la conducción hace esta más segura y, en consecuencia, disminuye el número de accidentes que terminan con el vehículo en el taller. La DGT estima que si todos los automóviles las equiparan, se evitarían o reducirían las consecuencias de un 57% de los accidentes en España. Los establecimientos de chapa y pintura serían los más afectados por este fenómeno de reducción de siniestros.
Pero por otro lado, a medida que los sistemas ADAS se conviertan en un elemento omnipresente en los coches, se hará imprescindible la existencia de establecimientos y profesionales especializados en el mantenimiento y reparación de estos sistemas de ayuda. El correcto mantenimiento es vital para que funcionen bien, por lo que cuando se sustituye un parabrisas que incorpora estos sistemas, debe ser recalibrado por un especialista. De este modo se asegura que la cámara de los ADAS funciona con la máxima precisión y proporciona la información correcta a los sistemas de seguridad.
Fuente: Infotaller
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